El soldado de los Tercios aparte de su soldada, se enriquecía por el botín, el saqueo, el despojo o los prisioneros.
Durante la batalla el soldado se iba apoderando de armas, ropas, joyas y dinero del enemigo caido, generalmente esta acción estaba mal vista por los jefes, pero no por cuestión de formas, sino porque si el soldado se dedicaba al despojo durante la batalla, abandonaba el combate.
Este menester de despojar al enemigo en muchas ocasiones lo hacia una multitud de pajes, que recorría el campo de batalla tras el escuadrón, rebanando el cuello de los enemigos moribundos y afanando todo, posteriormente buscaban a su señor para entregarles lo rapiñado.
Hay que recordar que en aquella época el soldado entraba en batalla con todo lo que tenía encima, pues no podía dejar sus haberes en ningún otro sitio
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